Lunes 1 de agosto

Nuestra generación no sabrá nunca enteramente lo que fue vivir bajo la ocupación, vivir con el miedo y el terror. Ni lo que fue vivir sin libertad. Podemos entenderlo pero nunca sentirlo a fondo. Cierro los ojos y me imagino. Tengo una gran capacidad de imaginación pero aún así: ¿cómo se vivía el dolor, la tristeza, la impotencia, la rabia? ¿Y que decir de la traición o de este tan humano sentimiento que es la vergüenza? Podemos entenderlo pero no en su justa medida, nó como lo vivieron ellos. Los fusilamientos, las torturas, las deportaciones hacia los campos de trabajo (no se sabía entonces en Francia que eran campos de exterminación), la falta de mentes sabias para guiar, la falta de amor, el desprecio, la deshonra... Lo sentimos, lo entendemos, nos sentimos inquietos, molestos, nos duele, pero nunca desde esta profundidad de la herida del que vivió todo esto y mucho más. Es el dolor ajeno, y por mucha compasión siempre se trata del dolor ajeno.
Sobre perros: el 10 de mayo de 1944 los alemanes requisicionan a todos los perros que miden mas de 45cm del hombro al suelo. ¿A que fin? Ni idea. He medido a Laika: mide 67cm de altura. A ella tambien la hubiesen deportado.
Estoy muy nerviosa. Esta noche no he podido dormir. Eran las cinco de la mañana y aún no había pegado ojo. Este proyecto de irnos de Barcelona me va a volver loca.
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