Ensayando Bodas de Sangre
Siempre pasaba lo mismo. A cada vez que la Madre decia
Por eso pregunto quién es. Porque tengo que no reconocerla, para no clavarla mis dientes en el cuello.
A mí me entraban ganas de reír.
Entonces Begonia, la Madre, alzaba los brazos al cielo, se apartaba un poco del escenario y se encendía un cigarrillo. Siempre los llevaba en un bolsillo de su ancha y espesa negra falda. El director, el señor Servers, entraba por el lado derecho impaciente y nervioso.
- Señorita Lydia, ¿ Qué esta pasando aquí? My goodness, I´m gonna have a panic attack.
Todos estabamos muy nerviosos, es cierto Laika, siempre es así antes de una representación en publico. Uno es como si se transformase en cable eléctrico de mucha tensión.
Mientras el señor Servers me regañaba y mientras yo estudiaba su frente húmeda, la Novia repetía sin cesar, como un mantra, una frase que siempre le costaba mucho decir
¡Déjala! Que quiero que sepa que yo soy limpia, que estaré loca, pero que me puedan enterrar sin que ningún hombre se haya mirado en la blancura de mis pechos.
El Novio, un chico muy simpático de Galicia, siempre decia que la Novia alomejor tenía los pechos blancos pero que eso de que ningún hombre los hubiese visto no se lo creía ni Dios. En realidad todos, todos sin excepción, querían ver estos pechos, sobretodo Leonardo. Cuando recitaba
¡Qué vidrios se me clavan en la lengua!
Porque yo quise olvidar
y puse un muro de piedra
entre tu casa y la mía.
Es verdad. ¿No lo recuerdas?
Y cuando te vi de lejos
me eché en los ojos arena.
Pero montaba a caballo
y el caballo iba a tu puerta.
... se le entornaban los ojos que tenía muy negros y vivos y todos sabíamos a que caballo se estaba refiriendo. Corrían rumores en el grupo de que Leonardo y la Novia habían sido amantes, años atrás. Y de que volvían a serlo. Y de que Begonia no podía soportar esta situación.
Verás Laika, Begonia no tenía la figura estilizada de Joanna, la Novia. Era más bien feúcha, corta de patas y redondeta. Por esto el papel de la Madre le fue atribuido. A mí me atribuyeron el papel de la Mujer de Leonardo, que me cayó como una piedra pues yo tambien hubiese deseado ser la Novia, quien no, y murmurar bajo la noche llena de luna a un Leonardo viril y fuerte
¡Ay que sinrazón! No quiero
contigo cama ni cena,
y no hay minuto del día
que estar contigo no quiera,
porque me arrastras y voy,
y me dices que me vuelva
y te sigo por el aire
como una brizna de hierba.
Estabamos en un pequeño teatro de la rectilínea ciudad de Calgary, después de haber ganado un concurso en un festival de Teatro Amateur, en Montreal. Faltaban dos días para la representación y el director, el señor Servers estaba muy, pero muy impaciente. Era la primera vez que dirigía actores españoles, actores de teatro amateur. No entendía, por ejemplo, que a tan poco tiempo de la Première, por la noche, en vez de dormir, los actores se pasasen horas y horas cantando y bailando flamenco y no parasen de entrar y salir de las habitaciones del hotel como si estuviesen en una feria de pueblo. Por ahí se veía a la Novia infiltrarse sigilosamente en la habitación de Leonardo, luego la Madre aparecia toda vestida de verde en la de la Novia, la habitación del Novio tambien se abría para dejar entrar a la Mendiga que ya no vestia de trapos, y la habitación de la Luna, iluminada y fresca, se cerraba con suavidad después de haberse abierto para la Suegra que de suegra solo tenía el pelo y que luego, con pelo y sin luto, se abría paso en la camara del Padre de la novia y este, desesperado y un poco borracho, entraba como por equivocación en la de la Criada que acababa de pasearse en la habitación de Leonardo despues de que él hubiese cerrado rotundamente sus puertas en las narices de la Mujer de Leonardo que luego abría las suyas a un Mozo. Malas voces, sobre todo viniendo del grupo de los Leñadores, decían que había rollo entre la Madre y la Novia y se les oía murmurar
Pero ya habrán mezclado sus sangres y serán como dos cántaros vacíos, como dos arroyos secos.
Y la Mendiga, de afirmar, cuando menos te lo esperabas
¡De prisa! Mucha luz. ¿Me has oído?
¡No pueden escaparse!
El caso es que los nervios y las mentes estaban a flor de punta, como se dice no me acuerdo ya donde, Laika. Digamos que había tensión, una tensión como el parpadeo de un corazón enjaulado, o como una sangre que ya no puede brotar libremente. Nos mirabamos todos de reojo, con ojos como iluminados por una mala luna. La Madre se volvía cada vez más Madre, más dolorosamente y patéticamente enfurecida por la tragedia que pronto le caería encima. La Novia ya había parado de suspirar melancólicamente y estaba hecha toda una Novia, apasionada y desgraciada por el destino que era una espada de Damoclés implacable. La Muchacha 1, bastante perspicaz a pesar de lo joven que era, me dijo que Leonardo había roto todo lazo amoroso con la Novia, la noche anterior después de una escena de gran dramatismo en la habitación de la Criada.
Amante sin habla.
Novio carmesí.
Por la orilla muda
tendidos los vi.
Así son los ensayos, Laika, tanto en la vida como en un teatro. Un baile, un juego, y tanto más. Pero sobre todo momentos muy especiales y difíciles de olvidar.
Las citaciones en negrita son cogidas de la obra Bodas de Sangre de Lorca
Por eso pregunto quién es. Porque tengo que no reconocerla, para no clavarla mis dientes en el cuello.
A mí me entraban ganas de reír.
Entonces Begonia, la Madre, alzaba los brazos al cielo, se apartaba un poco del escenario y se encendía un cigarrillo. Siempre los llevaba en un bolsillo de su ancha y espesa negra falda. El director, el señor Servers, entraba por el lado derecho impaciente y nervioso.
- Señorita Lydia, ¿ Qué esta pasando aquí? My goodness, I´m gonna have a panic attack.
Todos estabamos muy nerviosos, es cierto Laika, siempre es así antes de una representación en publico. Uno es como si se transformase en cable eléctrico de mucha tensión.
Mientras el señor Servers me regañaba y mientras yo estudiaba su frente húmeda, la Novia repetía sin cesar, como un mantra, una frase que siempre le costaba mucho decir
¡Déjala! Que quiero que sepa que yo soy limpia, que estaré loca, pero que me puedan enterrar sin que ningún hombre se haya mirado en la blancura de mis pechos.
El Novio, un chico muy simpático de Galicia, siempre decia que la Novia alomejor tenía los pechos blancos pero que eso de que ningún hombre los hubiese visto no se lo creía ni Dios. En realidad todos, todos sin excepción, querían ver estos pechos, sobretodo Leonardo. Cuando recitaba
¡Qué vidrios se me clavan en la lengua!
Porque yo quise olvidar
y puse un muro de piedra
entre tu casa y la mía.
Es verdad. ¿No lo recuerdas?
Y cuando te vi de lejos
me eché en los ojos arena.
Pero montaba a caballo
y el caballo iba a tu puerta.
... se le entornaban los ojos que tenía muy negros y vivos y todos sabíamos a que caballo se estaba refiriendo. Corrían rumores en el grupo de que Leonardo y la Novia habían sido amantes, años atrás. Y de que volvían a serlo. Y de que Begonia no podía soportar esta situación.
Verás Laika, Begonia no tenía la figura estilizada de Joanna, la Novia. Era más bien feúcha, corta de patas y redondeta. Por esto el papel de la Madre le fue atribuido. A mí me atribuyeron el papel de la Mujer de Leonardo, que me cayó como una piedra pues yo tambien hubiese deseado ser la Novia, quien no, y murmurar bajo la noche llena de luna a un Leonardo viril y fuerte
¡Ay que sinrazón! No quiero
contigo cama ni cena,
y no hay minuto del día
que estar contigo no quiera,
porque me arrastras y voy,
y me dices que me vuelva
y te sigo por el aire
como una brizna de hierba.
Estabamos en un pequeño teatro de la rectilínea ciudad de Calgary, después de haber ganado un concurso en un festival de Teatro Amateur, en Montreal. Faltaban dos días para la representación y el director, el señor Servers estaba muy, pero muy impaciente. Era la primera vez que dirigía actores españoles, actores de teatro amateur. No entendía, por ejemplo, que a tan poco tiempo de la Première, por la noche, en vez de dormir, los actores se pasasen horas y horas cantando y bailando flamenco y no parasen de entrar y salir de las habitaciones del hotel como si estuviesen en una feria de pueblo. Por ahí se veía a la Novia infiltrarse sigilosamente en la habitación de Leonardo, luego la Madre aparecia toda vestida de verde en la de la Novia, la habitación del Novio tambien se abría para dejar entrar a la Mendiga que ya no vestia de trapos, y la habitación de la Luna, iluminada y fresca, se cerraba con suavidad después de haberse abierto para la Suegra que de suegra solo tenía el pelo y que luego, con pelo y sin luto, se abría paso en la camara del Padre de la novia y este, desesperado y un poco borracho, entraba como por equivocación en la de la Criada que acababa de pasearse en la habitación de Leonardo despues de que él hubiese cerrado rotundamente sus puertas en las narices de la Mujer de Leonardo que luego abría las suyas a un Mozo. Malas voces, sobre todo viniendo del grupo de los Leñadores, decían que había rollo entre la Madre y la Novia y se les oía murmurar
Pero ya habrán mezclado sus sangres y serán como dos cántaros vacíos, como dos arroyos secos.
Y la Mendiga, de afirmar, cuando menos te lo esperabas
¡De prisa! Mucha luz. ¿Me has oído?
¡No pueden escaparse!
El caso es que los nervios y las mentes estaban a flor de punta, como se dice no me acuerdo ya donde, Laika. Digamos que había tensión, una tensión como el parpadeo de un corazón enjaulado, o como una sangre que ya no puede brotar libremente. Nos mirabamos todos de reojo, con ojos como iluminados por una mala luna. La Madre se volvía cada vez más Madre, más dolorosamente y patéticamente enfurecida por la tragedia que pronto le caería encima. La Novia ya había parado de suspirar melancólicamente y estaba hecha toda una Novia, apasionada y desgraciada por el destino que era una espada de Damoclés implacable. La Muchacha 1, bastante perspicaz a pesar de lo joven que era, me dijo que Leonardo había roto todo lazo amoroso con la Novia, la noche anterior después de una escena de gran dramatismo en la habitación de la Criada.
Amante sin habla.
Novio carmesí.
Por la orilla muda
tendidos los vi.
Así son los ensayos, Laika, tanto en la vida como en un teatro. Un baile, un juego, y tanto más. Pero sobre todo momentos muy especiales y difíciles de olvidar.
Las citaciones en negrita son cogidas de la obra Bodas de Sangre de Lorca
4 comentarios
muralla -
Me ha llenado de sonrisas este escrito tuyo...
Gracias y besos, queridiña.
Muralla.
Sergi -
Ojalá que sean olas de serenidad y tiempo ocupado en sonreir las que te tienen lejos, y no una marejada de rutinas...
Un abrazo, ya sabes, estrujante.
Ardi -
Nunca desposes el cuerpo con una persona y el alma con otra... (dijo Ardi en una tarde de "bloody inspiration" -or summer perspiration-).
Besos para la actriz dueña de Laika.
almena -
Qué grande es Lorca ¿verdad?. Esta noche de San Juan, le recordamos especialmente porque en ella sitúa el amante de su "Casada infiel", la noche en que galopó "montado en potra de nacar".
Un placer leerte.
¡Feliz noche de San Juan!