Juntas
Yo sé que en algún lugar de esta gran eternidad misteriosa tú y yo nos dimos un día cita... y decidimos hacer juntas el viaje del nacer.
En una entraña tierna y suave fuimos a parar tú, mi gemela, mi amiga, mi hermana; y yo, tu espejo. Unidas, para siempre.
Hoy, Marianne, pienso en ti. Hoy es mi cumpleaños y el tuyo, por supuesto. Aunque no estés presente, aquí te tengo, en la punta de mis dedos, y tambien en un lugar muy secreto de mi corazón. Este mismo día pero hace muchos muchos años, decidimos salir al aire libre, dejar de lado aquella nube espesa y ligera, separarnos. Un 22 de abril respiramos por primera vez oxigeno y por primera vez lloramos. Yo tomé la iniciativa y tú me seguiste.
Marianne... que difícil ha sido esta vida, sin ti. Decidiste vivir solo tres días y así te fuiste, en un silencio me dejaste. Que difícil, sí, Marianne. Y creo que nunca he aceptado tu partida.
En algún lugar tú y yo aprendimos a nacer, a formarnos y durante aquellos días eternos e inclasificables, estuvimos una al lado de la otra, siempre acompañadas, siempre unidas, comunicando con gestos y con un lenguaje mental y telepático, estudiándonos en medio de una complicidad absoluta y bella.
Ayudándonos, descubriendo, haciéndonos.
Y estoy segura que los primeros gestos de juego fuiste tú quien me los enseñó, en el vientre de nuestra madre. Y las primeras travesuras, los sueños que intercambiábamos, las sensaciones, las emociones. Y tambien quizás me hiciste entender que tú te irías antes.
Pero lo que más me emociona es pensar en tus ojos fijos sobre los míos. O en como mis manos rozaron tus pies, o mi espalda acarició tu cabeza. En tu cuerpo tan igual al mío, en tu sangre, mía, en tu energía que era mi energía. Hermana gemela, espejo amado, maestra y guía de una noche sin fin y de una noche azul... Simplemente me emociona pensar en lo que nos dijimos sin necesidad de nada, simplemente lo que nos dijimos en aquella estratosfera impenetrable y suave como el vientre de una ballena. Un lenguaje prenatal, inteligente, sabio.
Hoy, no sé por qué, siento tu presencia y tu ausencia. Hoy, sé, estás aquí, al lado mío, como en aquellos meses de nebulosidad interna. Y hoy tambien sé que nunca podré buscarte en ningún otro lugar que en mi mundo interior. Ah, Marianne, siempre, siempre estarás aquí.
Feliz cumpleaños, Marianne.
En una entraña tierna y suave fuimos a parar tú, mi gemela, mi amiga, mi hermana; y yo, tu espejo. Unidas, para siempre.
Hoy, Marianne, pienso en ti. Hoy es mi cumpleaños y el tuyo, por supuesto. Aunque no estés presente, aquí te tengo, en la punta de mis dedos, y tambien en un lugar muy secreto de mi corazón. Este mismo día pero hace muchos muchos años, decidimos salir al aire libre, dejar de lado aquella nube espesa y ligera, separarnos. Un 22 de abril respiramos por primera vez oxigeno y por primera vez lloramos. Yo tomé la iniciativa y tú me seguiste.
Marianne... que difícil ha sido esta vida, sin ti. Decidiste vivir solo tres días y así te fuiste, en un silencio me dejaste. Que difícil, sí, Marianne. Y creo que nunca he aceptado tu partida.
En algún lugar tú y yo aprendimos a nacer, a formarnos y durante aquellos días eternos e inclasificables, estuvimos una al lado de la otra, siempre acompañadas, siempre unidas, comunicando con gestos y con un lenguaje mental y telepático, estudiándonos en medio de una complicidad absoluta y bella.
Ayudándonos, descubriendo, haciéndonos.
Y estoy segura que los primeros gestos de juego fuiste tú quien me los enseñó, en el vientre de nuestra madre. Y las primeras travesuras, los sueños que intercambiábamos, las sensaciones, las emociones. Y tambien quizás me hiciste entender que tú te irías antes.
Pero lo que más me emociona es pensar en tus ojos fijos sobre los míos. O en como mis manos rozaron tus pies, o mi espalda acarició tu cabeza. En tu cuerpo tan igual al mío, en tu sangre, mía, en tu energía que era mi energía. Hermana gemela, espejo amado, maestra y guía de una noche sin fin y de una noche azul... Simplemente me emociona pensar en lo que nos dijimos sin necesidad de nada, simplemente lo que nos dijimos en aquella estratosfera impenetrable y suave como el vientre de una ballena. Un lenguaje prenatal, inteligente, sabio.
Hoy, no sé por qué, siento tu presencia y tu ausencia. Hoy, sé, estás aquí, al lado mío, como en aquellos meses de nebulosidad interna. Y hoy tambien sé que nunca podré buscarte en ningún otro lugar que en mi mundo interior. Ah, Marianne, siempre, siempre estarás aquí.
Feliz cumpleaños, Marianne.
9 comentarios
Lydia -
Un abrazo,
white -
Saluditos
Hechi -
Muá
muralla -
Si alguien compartió vientre con un ángel, fuiste tú...
Precioso recuerdo...
Besos. Muralla.
Magda -
Espero muy pronto volvamos a reunirnos.
Te dejo un gran abrazo.
Lydia -
Ya estoy de vuelta, despues de un largo calvario. Ya nos vemos en tu blog.
Un besito,
Ardi -
Hola, mujer sensible.
Lydia -
Es verdad, ahora recuerdo que tenias que coger el avión... Contenta que todo haya ido bien!
Muchas gracias, de tu parte, para Marianne y para mi...
Un beso,
rosa -
Tu texto me ha emocionado, es realmente bello, el recuerdo a tu hermana gemela Feliz cumpleaños con un poco de retraso, y feliz estará Mariamne con tu recuerdo allí... no sabemos donde.
Un fuerte abrazo.