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meditandoconlaika

Mi amigo el gorila

Mi amigo el gorila Para Sergi, con cariño...

De pequeña me gustaba hacer el gorila, sobretodo en casa de mi abuela, en medio de su largo jardín todo desordenado. Laika, no sabes lo bien que me lo pasaba haciendo de gorila.

- ¡Ho ho ho ho ho!

Y me paseaba medio doblada, mis largos brazos rozando el suelo, como un gorila. Mi abuelita me miraba con una media sonrisa.

- Esta niña acabará mal, le decia a mi tío Danny que siempre fumaba puros leyendo novelas policiales en un rincón del jardín, cerca de la entrada de la cocina.

- Deja... que los gorilas son muy simpáticos.

Yo hacia de gorila cuando me sentía triste, lo que era muy a menudo, o cuando sentía el deseo de desahogar algo dentro de mí, algo que yo no sabia lo que era. Como una rabia, o un deseo.

- Ho ho ho ho ho hooooooooo...

Los gatos que habitaban el jardín largo y misterioso de la casa de mi abuela, que eran muchos ya que ella los recogía para que no se muriesen de frío o de hambre, me estudiaban con desprecio escondidos detrás de la gran palmera, fuente de sombra situada en medio de aquel mundo verde.

Yo era el gorila más bello y fuerte del planeta.

Bello y fuerte como el gorila que mi mirada contempló largo rato una mañana de primavera, en una visita con mi tío Danny al parque zoológico.

- Aquí tienes el gorila, dijo mi tío cuando nos paramos finalmente enfrente de la inmensa vidriera. El rey de la selva. Si, niña, aquí está nuestro hermano el gorila.

Las palabras de mi tío produjeron un gran impacto en mí ya que en ellas sentí como una gran tristeza y a la vez un inmenso recogimiento. Fijé mis ojos en la espesa y voluminosa sombra negra que me miraba detrás del vidrio. Me estaba mirando a mí, directamente en los ojos. Y yo, sin miedo, protegida por la presencia cálida de mi tío, miraba directamente en los suyos.

Yo, aquella mañana de primavera verde y amarilla, ligera y suave, con mi tío y mi corazón de niña, sentí una gran alegría al encontrarme cara a cara con el gorila. Una fuerza potente, como la de un trueno, parecía habitar aquellos ojos negros como el carbón, pero brillantes y de una dureza tan humana, tan profunda. Me olvidé de todo, del vidrio que nos separaba, de los otros niños que miraban espantados, de la mano de mi tío que recogía con mucho cariño la mía. Yo sabia simplemente que aquel animal era la bestia más bella que mis ojos habían visto hasta aquel día, aquel pelaje tan oscuro entre el azul y el negro me daba ganas de acariciarlo y de dejarme abrazar, aquellas facciones tan... tan normales, la nariz, la boca, las mejillas... Todo el cuerpo, sus brazos cruzados que me recordaron a los de mi abuelita cuando se enfadaba. Sus inmensas piernas fuertes y espesas como dos columnas. Estaba sentado sobre un tronco de árbol y me miraba. Y en aquel instante sentí que nunca nadie, nadie, me había mirado así, tan abiertamente, ni tan nítidamente. Era como una mirada que me tocaba en lo más profundo de mi ser. Sin muros, sin necesidad de hablar, sin gesto. Sí, una mirada clara, pura. Así lo vi aquel día, y así lo sigo viendo hoy.

Después de un largo rato, un rato sin minutos, espeso y suave, mi tío me dijo como desde muy lejos que nos teníamos que ir.

- ¿Volveremos? ¿Volveremos a venir a ver al gorila? ¿No se habrá marchado el gorila?

La sonrisa de mi tío era muy buena.

- Claro que volveremos... cuando quieras. Aquí estará el gorila, es su casa...

Nos fuimos y le saludé al gorila con la mano pero él no se movió ni tampoco me saludó. Me siguieron sus ojos un rato y luego volvió a mirar con interés a otra niña que se había parado enfrente de él.

Más tarde, adulta y consciente, cuando he ido a visitar a mi amigo el gorila en algún parque zoológico, siempre he sido la primera en bajar la vista. Laika, cuando un gorila te mira, lo que sientes es una gran vergüenza. Y a cada vez yo he aceptado este sentimiento, lo he aceptado además con mucha gratitud. La vergüenza es algo que tendríamos que vivir más a menudo. No haríamos tantas barbaridades si sintiésemos más vergüenza.

Hoy recuerdo aquel gorila, el primer gorila de mi vida, el primer contacto con la bondad salvaje, la bestia majestuosa por excelencia. Sus ojos de agua negra nunca han parado de mirarme.

11 comentarios

Anónimo -

Sólo alguien sin corazón trafica con las vidas de seres inocentes. ¿Cómo puede alguien ponerse un abrigo de pieles encima sin pensar en el daño que está haciendo?

http://www.peta2.com/ot/o-amysedaris.asp?c=37

Anónimo -

no

muralla -

Me gustan y enternecen los gorilas, esos majestuosos seres que se nos muestran como un espejo...
Me gusta tu blog.
buenas fiestas y un abrazo. Muralla.

Ardi -

Sé que no puedes leernos estos días.
Un beso. Es lo único que tengo para ti, pero no es poco.
Laika, dale un lametón también a Llydia, ¿quieres?

El Especialista en la Realidad -

A mi me encanta todo lo que rodea a copito. Mira el logo de cabecera de mi blog, si te gusta la foto te la envío.

Ardi -

Soy carnívoro, lo confieso. Me gustan las aves, el vacuno, el cerdo, el cordero. Me gusta mucho casi toda clase de pescado. Me gustan los caracoles y las ancas de rana. Y tengo una cazadora de cuero y un gorro de piel de conejo.

La semana pasada intercambié unas palabras con un "végano". No había oído esa expresión nunca antes.

Yo lo que sé es que la gente humilde del campo no se escandaliza por vivir conforme a las leyes de la naturaleza.

Pero es cierto: la violencia gratuita, aniquilar a otros seres sólo para vender (y comprar) cuernos de rinoceronte y garras de tigra por su presunto poder afrodisíaco, o manos de gorila como ceniceros, es, además de cruel, absurdo.

Por cierto, hay un tipo que ha escrito un libro en el que dice demostrar que los árboles y los vegetales tienen sentimientos, pero no les oímos. Si eso fuese cierto, sólo podíamos comer piedras...

Pero yo también veo, en los ojos de un gorila, un espejo de los míos.

Ardi -

Blackwings -

Cuando he visto gorilas enjaulados y he mirado sus ojos, me he sentido identificado con ellos y su expresión de dolor.Parece como si hablasen diciendome¿ que he hecho yo para estar a quí entre estas rejas?.
Un beso
Firma : Blackwings

llydia -

Hola Blind,
en el caso de los gorilas, la moda era (y debe seguir) de cogerlos para cortarles las manos y hacer de ellas cenizeros. Y sabes tambien que Diane Fossey murió por querer salvar a los gorilas de Africa Central o Este, creo en el Rwanda o en uno de estos pequeños reinos tribales dónde no solamente hay miseria pero tambien un mercado de venta de animales salvajes para hacer de ellos trofeos. De ahí los tan conocidos Poachers, asesinos y enfermos mentales que corren por la selva en busca de animales para matarlos y despedezarlos y luego vender alguna parte del cuerpo del animal a compradores de ambito internacional. Muchos de estos compradores se pasean luego con abrigos de pieles por la calle. O llevan collares o pulseras o anillos de marfil.

No creas,en mi frigorifico hay poca carne. Prefiero el Tofu a la carne.

Un abrazo,

blind -

En el trato con los otros animales es cuando deberíamos demostrar que realmente somos racionales. Pero, pero , pero mira a tu alrededor o ....... abre la puerta de tu frigorífico.

Sergi -

Vaya.... no debe ser casualidad que tres horas antes de leer tu texto, haya tenido en las manos el peluche de un gorila, en el Natura de la estación de Atocha, y me haya quedado pensando... en uno de esos viajes circulares que a veces se pega mi mente sin pagar billete...

Un beso muy fuerte, algo más aún que de costumbre.