El temblor de la tierra
We have the deep conviction that everything in the universe is connected, nothing stands alone. Any violation of sacred laws causes a deep disturbance in the cosmic balance, which results in huge upheavals on the earth.
Amadou Hampâté Bâ (1901-1991), sabio de Mali
Escucha el temblor de la Tierra, Laika... Este parpadeo que viene de lejos, muy lejos y nos deja medio atontados.
Si, Laika, cuando la tierra tiembla mi corazón late fuerte, sorprendido y alarmado. Y a la vez reconozco en ello, en este movimiento bajo mis pies, como una voz muy querida. Y es que la tierra acaba de hablar.
Temblor de Gaia, nuestra madre.
Recuerdo el primer temblor que sentí. Estaba locamente enamorada de un hombre misterioso que me hizo atravesar toda una parte de los Estados Unidos para irlo a ver. En Santa Mónica, por las noches, el temblor de la tierra me despertaba. Yo abría los ojos y no sabia si era la tierra que había temblado o mi corazón apasionado. Y me volvía a dormir como en los brazos de una honda y espesa respiración.
Si, la tierra tiembla, es un espasmo, un grito, una presencia. De repente tomamos conciencia de lo frágiles que somos, sobre la tierra. De lo pequeños e infinitos que somos. En los grandes terremotos el vértigo llega cuando nos damos cuenta que entre la tierra y el hombre siempre la tierra es más fuerte. No se puede nada en contra de ella.
Temblor que es tan parecido al del amor. Por su sutilidad y su potencia, por su fuerza y su poder de cambio. Temblor que me recuerda el que sentí aquel verano viviendo cerca del río Saint Laurent. Por la ventana de la casa vi la carretera bailar como en un movimiento suave de samba. Me fui corriendo sobre la cama con mi gata, mi perro, mi hombre y me puse a reír porque la tierra se había movido y era como un saludo que ella me lanzaba, un saludo telúrico y potente pero no demasiado, justo para que la sintiese y la saborease, la tierra, mi querida y amada tierra... Aquí estoy, decia. Y yo tambien le contestaba bajo mi risa y mis lagrimas, agradecida de su suave temblor...
Laika, viva, viva está la tierra, masa energética. ¿Cómo es posible que nos olvidemos de su fuerza, de su gran paciencia, de su poder creativo? Diosa es, la única. Habitada por una fuerza universal, es el centro de la vida. Y cuando tiembla es esto que siento, toda Ella presente en una fracción de segundo.
Otra vez la tierra tembló durante una clase de literatura que se daba en el ultimo piso de la universidad. La puerta de la pieza empezó a temblar, las paredes a moverse y el suelo a bailar otra samba que hizo que de repente todos nos quedásemos callados, en expectativa. No había miedo, simplemente un gran silencio.
Dejemos que pase este bostezo, este hipo o este estiramiento de la Diosa. Gracias, gracias.
Los terremotos son símbolos de cambio, de destrucción, de abertura. Ya nada es lo mismo después de un terremoto. Ya nada está en su lugar de antaño. La tierra se ha abierto, y se ha vuelto a cerrar. La tierra ha bailado. La tierra se ha quejado. La tierra ha gruñido.
Entre un temblor y un terremoto hay muy poca diferencia. Y esta diferencia no la decidimos nosotros, pobres hormigas. Esta diferencia, Laika, la decide Ella.
Ella, que cuando tiembla me repone en mi lugar. Y por esto cuando siento el temblor de la tierra quiero arrodillarme y besarla.
Amadou Hampâté Bâ (1901-1991), sabio de Mali
Escucha el temblor de la Tierra, Laika... Este parpadeo que viene de lejos, muy lejos y nos deja medio atontados.
Si, Laika, cuando la tierra tiembla mi corazón late fuerte, sorprendido y alarmado. Y a la vez reconozco en ello, en este movimiento bajo mis pies, como una voz muy querida. Y es que la tierra acaba de hablar.
Temblor de Gaia, nuestra madre.
Recuerdo el primer temblor que sentí. Estaba locamente enamorada de un hombre misterioso que me hizo atravesar toda una parte de los Estados Unidos para irlo a ver. En Santa Mónica, por las noches, el temblor de la tierra me despertaba. Yo abría los ojos y no sabia si era la tierra que había temblado o mi corazón apasionado. Y me volvía a dormir como en los brazos de una honda y espesa respiración.
Si, la tierra tiembla, es un espasmo, un grito, una presencia. De repente tomamos conciencia de lo frágiles que somos, sobre la tierra. De lo pequeños e infinitos que somos. En los grandes terremotos el vértigo llega cuando nos damos cuenta que entre la tierra y el hombre siempre la tierra es más fuerte. No se puede nada en contra de ella.
Temblor que es tan parecido al del amor. Por su sutilidad y su potencia, por su fuerza y su poder de cambio. Temblor que me recuerda el que sentí aquel verano viviendo cerca del río Saint Laurent. Por la ventana de la casa vi la carretera bailar como en un movimiento suave de samba. Me fui corriendo sobre la cama con mi gata, mi perro, mi hombre y me puse a reír porque la tierra se había movido y era como un saludo que ella me lanzaba, un saludo telúrico y potente pero no demasiado, justo para que la sintiese y la saborease, la tierra, mi querida y amada tierra... Aquí estoy, decia. Y yo tambien le contestaba bajo mi risa y mis lagrimas, agradecida de su suave temblor...
Laika, viva, viva está la tierra, masa energética. ¿Cómo es posible que nos olvidemos de su fuerza, de su gran paciencia, de su poder creativo? Diosa es, la única. Habitada por una fuerza universal, es el centro de la vida. Y cuando tiembla es esto que siento, toda Ella presente en una fracción de segundo.
Otra vez la tierra tembló durante una clase de literatura que se daba en el ultimo piso de la universidad. La puerta de la pieza empezó a temblar, las paredes a moverse y el suelo a bailar otra samba que hizo que de repente todos nos quedásemos callados, en expectativa. No había miedo, simplemente un gran silencio.
Dejemos que pase este bostezo, este hipo o este estiramiento de la Diosa. Gracias, gracias.
Los terremotos son símbolos de cambio, de destrucción, de abertura. Ya nada es lo mismo después de un terremoto. Ya nada está en su lugar de antaño. La tierra se ha abierto, y se ha vuelto a cerrar. La tierra ha bailado. La tierra se ha quejado. La tierra ha gruñido.
Entre un temblor y un terremoto hay muy poca diferencia. Y esta diferencia no la decidimos nosotros, pobres hormigas. Esta diferencia, Laika, la decide Ella.
Ella, que cuando tiembla me repone en mi lugar. Y por esto cuando siento el temblor de la tierra quiero arrodillarme y besarla.
11 comentarios
muralla -
Yo también recuerdo, y recordaré siempre la cara de aquella niña atrapada en el fango, y todavía no entiendo como no se pudo salvar.
Me gusta tu visión de los terremotos y yo también acostumbro a llamar Gaia a la Tierra, porque además soy de un lugar donde la Madre Tierra es la diosa más hermosa: de Galicia.
Un beso.Muralla
llydia -
Pero la historia que cuentas, Corazón, es muy poetica y simbolica.
La tragedia y los milagros siempre bailan uno al lado del otro. Es la vida.
Un abrazo!
Corazón... -
Sí, sí, pero sabes? ahora viene la cara buena de la moneda... muchos de los recien nacidos...q sobrevivieron en hospitales cada aniversario luctoso... ellos hacen acto de presencia... "casi todo" no saben ni quienes son, por que solo han quedado bajo los escombros el DIF los ha acogido y ahora solo son hijos de México... todos ellos hombres y mujeres mayores :) Bueno esa es una forma de saber que Dios existe :))
Nos quita y otras veces da... pasan cosas que no tienen explicación... Que pena que solo en casos así el mundo una sus manos y fuerzas y sólo entonces latimos por un mismo corazón...
Cuando debiera alegrarnos los triunfos y de igual manera celebrar todos juntos... sería maravilloso que no?
Un besote y abrazo!
;o)
Magda -
llydia -
yo tambien recuerdo el terremoto del cual hablas. Me impactó mucho, sentí una lastima terrible por lo que estaba viviendo el pueblo mexicano. REcuerdo la foto de una niña que se habia quedado atrapada en una immensa charca de barro, y seguí su tragedia hasta el final. Y aún tengo la imagen de aquella niña en mi mente, como si la estuviese viendo ahora. Y cada vez que pienso en terremotos pienso en ella. Aquella joven se transformó en un simbolo de aquel terremoto tan espantoso que vivió Mexico. A raiz de ello muchos quebequenses enviaron ayuda a Mexico. Habian visto todo el dolor y la impotencia de la tragedia en aquella joven. Habian humanizado el terremoto.
Cuando ocurren tragedias de esta indole los pueblos, de repente, se olvidan de las diferencias y se ayudan. Como si la tierra, al haber actuado, tambien nos hubiese abierto algo en nuestro interior. Tambien situaciones así nos hacen tomar conciencia que todos estamos sobre el mismo ¨plateau¨, sobre la misma cubierta, sobre el mismo cuerpo de la tierra.
un beso,
Corazón... -
Sabes? Aun recuerdo aquel terremoto que marco la vida de México, en el año de 1985. Una pena nacional... pero muy independiente de toda la desgracia, igual y es sólo un aviso de la tierra, un recordatorio de que esta viva, de q existe y que no somos nada ante su grandeza... Un beso y saludos!
;o)
llidia -
Pero un terremoto nos envia siempre el mensaje que la tierra es fuerza viva, activa. Sólo por esto hay que estar atentos. Compatir con las victimas, ayudarlas, pero escuchar la tierra.
Buen fin de semana a todos. Cuidado con los terremotos!
Chihiro -
el otro día tuvimos temblores por aquí, por suerte nada grave
buen fin de semana!
Ardi -
Somos una basurilla navegando en la cubierta de un barco cuyas calderas están siempre reventando. :(
Ardi -
Dime, Llydia, dónde vas a ir de vacaciones, para no ir...
tienes imán para los terremotos :D
hechi -
Por que usaste téminos como GAIA//la diosa y hablaste de esa paertura...sí, tu eres un ser lleno de luz,y bien despierto...
TE beso el corazón...