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meditandoconlaika

Pastel de queso y feminismo

Luisa ha llegado con su mítico pastel de queso.

- Des grosseilles, dice sonriendo. Lo siento pero no quiero traducirlo.

Uuuuuy, esta de mal humor, se le nota en el ligero sabor amargo que desprende. Yo puedo oler estas cosas, como que soy una buena perra belga... Pero lo importante es el pastel de queso y sigo a Luisa saltando, al igual que un caballito de circo, mi querida y adorable amiga Luisa con su pastel de queso a las groseilles.

- ¡Basta Laika! me chilla Ella.

No la escucho ya que lo más importante por ahora es este pastel cremoso y de ligero color violeta que Luisa deposita sobre la mesa del comedor. Nos va a ir bien hincar diente en este buen pastel. Hace mucho calor y es lo mejor que una puede hacer en temperaturas tan altas. Comer, comer, comer pastel de queso.

Es el santo de mi Amada ama, hoy. Santa no sé qué. Una santa, dice ella mientras trae de la cocina un cuchillo, dos tenedores y dos platos (¿dónde demonios está mi plato?), una santa muy trabajadora. Pintora. He aquí estos potes de pintura que acabo de comprar. Hoy he decidido llevar bien mi nombre. Vamos a pintar todo el piso. Necesito color en mi vida.

- Esto de pintar mañana, dice Luisa abanicándose con una revista que llevaba debajo del brazo. Hoy necesito hablar. Estoy de mal humor.

Lo importante, pienso yo, es el pastel de queso que Ella va cortando en silencio. Lo otro, los males humores, las neuras, lo que sea, no tiene significación válida. He decidido quedarme quieta, como la escultura de la loba capitolina. Ni un pelo de mi bello pelaje se mueve. Estoy en espera de un trozo de pastel de queso.

- ¿Se puede saber por qué estas de mal humor?

Luisa alumbra uno de sus cigarrillos rusos. A este ritmo no vamos a comer pastel ni el año que viene. Decido cambiar mi postura estática etrusco-romana depositando mi pata derecha sobre una rodilla de Luisa. Pero no pasa nada.

- Hay dos cosas que odio en este país, amiga. Los toros y el machismo. Es arcaico. No puedo sopórtalo. ¿De qué ha servido la revolución feminista?

Ella ríe de una manera un poco irónica.

- Nuestro amigo Joaquín te diría que las revoluciones no sirven para nada, en este caso creo que estamos de acuerdo con él.

- Y entonces, ¿qué pasa? ¿Vamos a seguir con los toros y el machismo hasta el final de los tiempos? Es patético...

En realidad lo que es realmente patético es este pastel de queso que sigue sobre la mesa desprendiendo un suave olor a flores y leche natada. ¡ Que delicioso pastel de queso! La emoción me hace cerrar los ojos. Se me llena la boca de saliva, ahora soy como el perro de Pavlov, el gran fisiólogo ruso, torturador de perros sabios. Es que ver un pastel de queso entero y sin catar es, realmente y simplemente, una tortura imponente.

- Las revoluciones sirven para cambiar el mundo digo yo, dice Luisa encendiéndose de mal humor otro pitillo siberiano. ¿Pero como es posible que hoy, en el siglo XXI puedan verse en la calle o en el metro y hasta en las paradas de autobuses, rótulos mostrando el cuerpo de una mujer como objeto? Ni las sufragistas hubiesen aceptado esta situación.

Hay un espacio denso de silencio, denso como la temperatura ambiental, húmeda y cargada como una nube a punto de explosionar. Quizas... ahora... ¿el pastel? Suspiro pero es como suspirar en un pozo vacío. Ni mi eco me responde.

- Las sufragistas, como dices tú, ya hubiesen salido a la calle con pancartas y estos rótulos ya estarían incendiados. Lo que pasa es que vivimos, como dice Denis Arcarnd, en una era de ¨ comodidad e indiferencia ¨. Es como si la mirada hubiese desaparecido. Nos hemos vuelto ciegos. No vemos nada entonces no pasa nada.

Eso digo yo, no pasa nada. El pastel sigue intacto. Reluce, sobre la mesa, de todo su esplendor. Yo solo veo pastel en esta tarde pegajosa de verano. ¡Bof! ¿Qué es un rotulo sexista comparado con un pastel de queso de grosellas? Pues no se puede comparar, simplemente.

Ella está jugando pensativamente con el cuchillo. A ver si se decide ya de una vez.

- Las manifestaciones en contra de las corridas no sirven para nada. Luchar en contra de los carteles anunciando el cuerpo de la mujer tampoco. ¿Hemos cambiado el mundo por haber chillado no a la guerra? Que yo sepa la guerra sigue...

- Pero había que chillar.

- Sí, por principio. Y tambien porque estabamos enfadados. Quizas, en esto de la mujer objeto, las mujeres no estamos lo suficientemente enfadadas. Por esto mismo de la comodidad, que es una especie de ceguera. Y la indiferencia, que es peor que un virus.

- Estamos inmunizadas a la violencia.

Yo, perra belga, tengo hambre. Dice Ella que el calor produce sueños abstractos. Pues yo estoy viendo pasteles de queso por todas partes. El vestido de Luisa, hoy es un gran pastel de queso. Sus manos, trozos de pastel. Los dedos de sus pies pedazos de pastel. En los muros del comedor bailan pasteles de queso de todo tipo de sabores: fresa, menta, banana, cerezas, piña. Llevan sombrero de copa y me guiñan con ojitos negros. Aaaaaaah.

- Un rotulo sexista es violencia, sí, dice Luisa con cara de pastel de queso. La mujer ya no es un ser pero un objeto dividido, mutilado, sin mente ni corazón. Pierde su esencia, su ser.

- Me estas definiendo al capitalismo. Total, que este pastel está calentándose, ¿lo comemos o no?

¡Palabras divinas! El pastel cortado y los bocados entablados (me han dado un buen trozo para que pare de ladrar) la vida puede seguir su curso normal, con rótulos o sin. Yo, esto de los rótulos sexistas no conozco, los perros no sabemos nada de estas cosas tan extrañas que los humanos inventan para hacerse la vida imposible. Yo, perra belga y sabia, solo conozco lo bueno, lo exquisito, un buen pastel de queso devorado en compañía de dos feministas. Esto sí que vale la pena.

5 comentarios

jose augusto choc. -

si hay alguien con buenos consejos llame. (502) 5716 3596.

lydia -

Aqui hay pasteles de queso que son todo menos pasteles de queso. Son insipidos. Los venden en las panaderias y los adornan, a veces, con uvas secas. Son una porquería.

Un buen pastel de queso, como los que trae Luisa, tiene que ser cremoso y suave. Tiene que tener sabor de queso y de crema a la vez. Cuando lo comes tiene que fundirse en la boca. Y todo tu cuerpo tiene que responder a este gusto espeso y cremoso, absolutamente delicioso, de todo buen pastel de queso. El campo con sus vacas, las flores y las frutas, la leche fresca, recien nacida,la nata suave como una nube de nieve, la mantequilla, todo esto lo contiene un buen pastel de queso. Ligereza, suavidad, consistencia. Voilá.Me muero por comer un buen pastel de queso. ¿Quien me invita a comer uno? O,si alguien tiene una buena receta, aqui estoy para aprenderla.

Joaquín -

¿Cómo que no existen los pasteles de queso? Será en Barcelona, porque por aquí es muy típico como postre tarta de queso. Además, siempre puedes hacértelo tú.

lydia -

Estoy de acuerdo contigo sobre el futuro de los hombres-objeto sexual. Se ven de más en más. Personalmente me dejan indiferentes y no me parecen muy sexuales. Son más bien hombres objeto que hombres objeto-sexual. El caso de las mujeres es más evidente.
Hay otra cosa que me parece interesante: los rotulos con hombres parece que se dirigen a la vez a los hombres y a las mujeres. En cambio un rotulo con una mujer (o una parte de la mujer) se dirige a los hombres. La sexualidad es más evidente (o el mensaje sexual) en la publicidad dónde hay mujer.

El mejor ejemplo es el de la venta de ropa. En el caso de los hombres, se puede apreciar la ropa que quieren venderte, aunque te pongan un torso masculino. La atención es mitad mitad.En el caso de la mujer, te venden lo otro (pecho, culo, pelo) para venderte la ropa. Otra historia de sexismo y de diferencia.

Ah! He estado todo el dia buscando un pastel de queso tanto Laika me ha dado ganas de comerme uno. Aqui, en España, no existen los pasteles de queso. Me parece una cosa increible.

Joaquín -

¡Qué tortura, Lydia! ¡No puedo leer estas cosas sin haber merendado! ;-)

Sobre los carteles sexistas, yo no creo que desaparezcan a corto plazo, sino que van a incrementarse... pero con hombres siendo objeto sexual.