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meditandoconlaika

Reunión

Reunión Mira, Laika, aquí está la niña...

Siempre que quiero verla la encuentro en estos jardines del Hospital de San Pablo. Y es que es aquí, en este lugar un poco mágico para ella, que se hizo el ultimo paseo familiar antes del gran viaje al Canadá. Aquí ella jugó por ultima vez con sus primos...

Mira bien Laika, es ella. ¿No me reconoces? A que sí...

Sentada en un eslabón está mirando en el vacío. Hace mucho que no paso por aquí a verla, tan ocupada y complicada es a veces la vida. Pero hoy es un día especial. Hoy he decidido que ya no quiero verla más triste ni sentada en este lugar gris y solitario.

Cuando levanta la vista y nos ve le reconozco esta pizca de travesura en la punta de la nariz. Sí, Laika, siempre fui muy mala, de pequeña, pero paré de serlo cuando me fui al Canadá.

- Hola...
- Hola.

Está seria, sin embargo, y nos estudia tristemente. Su abrigo gris, que me compró mi madre, no le queda bien. Bien sé yo que nunca mi madre supo elegir mis colores preferidos, ni nada de todas maneras. Por esto, durante tanto tiempo, me encontré fea, vulgar y ridícula.

- Mira, Llydia, te he llevado un abrigo nuevo. Pruébatelo.

Se levanta, obediente y con, en los ojos, un poco de sorpresa. El abrigo que le ofrezco es rojo, rojo como la vida. Yo sé que el rojo, color de la sangre, me está bien. Se lo prueba, un poco nerviosa ya que no se esperaba a recibir un regalo en este día tan triste. Y como por magia veo enfrente de mí una niña de apenas 9 años bonita y feliz. El pelo negro y los ojos oscuros resaltan como si fueran carbón ardiente.

- ¿ Es para mí?
- Si, es para ti, para que te encuentres bella y atractiva. Y para que no tengas frío, nunca más.

Ves, Laika, es muy fácil hacer feliz a una niña. Ahora ya parece otra. Ahora hasta parece más valiente, más fuerte. Me sonríe.

- Hace mucho que no venias. Te he estado esperando...

Y yo, un nudo en la garganta:

- Perdóname...

La primera vez que vine fue muy duro entablar con ella, estaba tan resentida. De ser una niña fea, de haberme dejado de lado, aquí, sola y triste. Al acercarme a ella, a mí, vi el vacío en sus ojos. Fue entonces cuando lloré la primera vez, descaradamente, delante mí, niña.

Y ella se me acercó y me acarició el pelo. Yo le besé las manos y recordé lo feliz que fui de pequeñina hasta aquel domingo en los jardines del hospital. Cuando le miré los ojos vi que ella tambien estaba llorando.

Siempre que he venido a verla la abrazo y la consuelo. Le hablo de la nieve, de los osos, de los lobos que hay en Canadá, que no será muy difícil, que ella acabará acostumbrada al cambio, que todo irá bien. Que yo siempre estaré a su lado, apoyándola. Que siempre, siempre ella podrá contar con migo, para lo que sea, siempre estaré para ella.

Pero hoy es diferente. Hoy ya no hay más Canadá ni viaje de separación.

- Yo en realidad soy tu madre, tu verdadera madre, le digo su cara entre mis manos. Hoy he venido a buscarte con Laika para llevarte conmigo a casa. No quiero verte sola, aquí. Quiero que estés conmigo. Nunca más quiero verte sola en este jardín. La próxima vez, si quieres volver, Laika te acompañara.

Me abraza por la cintura, contenta, nerviosa. Reposa su mejilla sobre mi vientre como escuchando una vieja canción.

Cuando volvamos Laika, vendremos con ella. Todo será más alegre y ya no habrá domingo triste ni separaciones. Y, si quieres, bailaremos y cantaremos.

¿Qué importa ya que estaremos finalmente reunidas?

7 comentarios

Sergi -

Por fin un poco de tiempo para las personas que me importan al otro lado de esta ventana.

Sant Pau es hermosamente doloroso para mí. Despedidas.

Mis padres le compraban ropa fea a un niño que conozco, un tal Sergi, o la heredaba en vida de sus primos o hermano. Pero fue por más cosas que ese niño se encontraba ridículo y desubicado.

Y ahora, que Sergi apenas puede comprarse su propia ropa, y ahora que está solo... es más él mismo que nunca, y lo inexplicable es que aquél niño llevaba ese gérmen dentro. Pero ahogado.

Laika sigue muy guapa sobre el cabecero de mi cama.

Se te echa de menos.

Estrujabrazo.

karla -

Llorar solo queda. Bonito relato

Magda -

Ilidya, es un EXCELENTE relato. Se que mi interpretación de él puede estar muy equivocada, pero así la percibo y te la comento: siento como si fueras tu misma y estuvieras platicando contigo misma, contigo de niña... Un retorno a la infancia pero en la eternidad del instante...

Te dejo muchos abrazos y besos, y mi cariño. Hasta muy pronto.

P.D. Que bueno que ya todo está bien con tu internet.

llydia -

Noctámbulo, hola, contenta de verte por aqui...

llydia -

Sefarad, sí, cuanta razón que tienes. Las olas para nosotras tres.

Un beso,

Noctámbulo -

Y yo, un nudo en la garganta también... qué puedo decir si me he quedado mudo? Bueno, decir nada, pero al menos te escribo enviándote un fuerte abrazo. Maravilloso tu texto...

Sefarad -

Aunque St. Pau es un hospital algo especial por aquello de que parece un museo. Si algún día decidís pasear de nuevo por Barcelona, id a la playa, será divertido y os sentiréis vivas, tan vivas con las olas.

Petonets!!!!