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meditandoconlaika

Vigilia

Vigilia De temps à autre, on a envie de s´arrêter. Exprimer le réel est chose ardue. Mais quand on se met en tête de vouloir exprimer l´existence, on risque de ne rencontrer que l´inexistant.
Frantz Fanon

Cada vez que veo algo sobre la Segunda Guerra Mundial se crea en mí como una especie de silencio dorado. Pierdo mi realidad, Laika, y ya no estoy aquí. Me he transportado en el tiempo.

¿Qué pasa? ¿Dónde estoy?

Todos tenemos, estoy segura, un lugar dónde nuestro doble vive, anda, ama, sufre. Para unos su doble puede encontrarse en una pirámide egipcia, para otros en la Edad Media, o el Renacimiento. Tuve un amigo senegalés que estaba obsesionado por el juicio de Nuremberg como si él lo hubiese vivido hasta en las entrañas. Otro compañero de trabajo sentía un gran amor por París y decia que cada vez que iba a visitar la ciudad de las luces era como encontrarse a sí mismo.

Mi doble, Laika, vive en un lugar espacioso y vago como es el espacio de la segunda guerra mundial. En un terreno que a lo largo de los años de mi vida he ido asimilando, queriendo. Una tierra de agua y de sangre pero viva y cálida. Y si lo digo en presente es que estoy convencida que mi doble, mi otra yo, sigue ahí, viviendo, y sigue ahí esperando.

Esta curiosidad al principio y que luego se ha transformado en pasión me ha abierto puertas que han desarrollado mi crecimiento y mi pensamiento. Mi persona se ha modelado a unas raíces clavadas en algún rincón de la Europa entre 1940 y 1945.

...Y cada vez que veo algo sobre aquellos terribles años se me abre el corazón y el alma se queda quieta, mirando y reconociendo. A veces es una foto que entre mis manos es más que un cliché. A veces un documental que habla de este espacio que es mío, sigue siendo mío. A veces un libro en el que reconozco mi voz, mi espíritu. Y siempre estoy ahí, bajo aquel cielo tan negro, entre las ruinas de las ciudades, o en las largas colas humanas de las carreteras. Ahí estoy, entre la muchedumbre invisible y tan presente, las carretas y los últimos víveres atrapados con furia y desesperación. En los hospitales, curando a los heridos, escuchando la muerte triste de los jóvenes, ayudando a los niños que lo han perdido todo. Ahí sigo, en los brazos de los viejos esperando la muerte, en los brazos de las madres que ya no tienen hijos y en el de las viudas, y acariciando los perros abandonados y hambrientos, acariciando los gatos hediondos y heridos.

Siempre llego a verme en los grandes campos donde la destrucción es una pesadilla absurda, al lado de un soldado de apenas 13 años que se ha caído de cara y donde un rayo de sol le acaricia el flequillo rubio, sí, en medio de la miseria abyecta del gueto de Varsovia. Bajo las bombas que los aliados tiraron sobre la bella Dresde, bajo las que los rusos y americanos tiraron sobre Berlín. Si, estoy ahí, mirando, llorando, consolando un soldado que se ha parado para beber agua y que me mira con mucha tristeza... Es un soldado de mediana edad, quizas más joven de lo que parece, quizas más viejo de lo que es, rodeado por compañeros en el cruce de una carretera pero está solo, más solo que un árbol en medio del desierto, y estoy con él y me pregunto lo mismo que él, o quizas él ya no se pregunta nada pero yo sí, yo sigo preguntando y no pararé de preguntarme nunca.

Camino con los refugiados y tambien con los soldados, me paro junto a mujeres que acaban de violar, me paro en las bocas de los metros, contemplo el terror, la desesperación. En todas partes estoy, en las estaciones de trenes, en los barcos, en los aviones de la RAF, en los oídos que escuchaban los discursos de políticos enfermos de la cabeza, en el corazón de los mártires, en las manos de los torturadores.

Mi doble está ahí, a veces luchando a veces no. Tambien mi doble ríe porque tambien la risa existía en aquel momento tan triste de la historia, tambien existía el humor y el cine y las novelas rosas. Y hubo un momento en que hubo esperanza y fuerza, porqué de lo contrario no estaríamos aquí ni tú ni yo, Laika.

Hubieron instantes de gran amor, de gran pasión, de gran esperanza. Hubieron cambios. Ahí tambien estoy, tomando fuerzas. Con las mujeres, en las fabricas de bombas, con ellas conduciendo autobuses y aviones, preparando la comida, luchando el día a día. Llevando entre sus manos hospitales, ambulancias, aparatos de fotos que siguen enseñándonos la realidad, fusiles. Organizando, escribiendo, creando. Ahí están, más fuertes que el roble, valientes y valerosas. Con pantalones o con faldas, con uniforme o sin, se levantan cada día y siento el corazón dentro de sus pechos, la sangre correr bajo sus pieles. No paran. Son hormigas sabias. Son hormigas inteligentes. Me gustan, oh, como me gusta verlas. En medio de la destrucción ahí están, y yo con ellas. Aprendiendo y liberándose de los viejos mundos y de las viejas ideas. Supervivientes incansables. Bellas amazonas.

No, no todo pasa, Laika. Mi doble sigue ahí, vigilando. No olvides, me dice bajito. No olvides... Aquí estoy.

4 comentarios

llydia -

Gracias dobles queridos.

Sergi -

Si pretendiera encontrarme con mi doble... seríamos cuatro, y eso es más que multitud. Que ser yo es agotador... porque el doble soy yo... y el reflejo el otro, el que los demás creen que ven.

Mejor sigo esperando, y mientras tanto leyéndote, que me gusta cada vez más.

Corazón... -

Hola Ilidya :)

Precioso texto, me gusta como expresas tus sentimientos...
Mi doble, no me imagino por donde puede andar ahora, pero yo creo que es un ser como yo que anda en la luna, soñando, pensando con historias rosas... o en todo menos en lo que realmente le rodea. Un soñador por completo.
Un beso y saludos.

;o)

rafis -

Mi doble vive en Escocia, en la edad media, rodeado de praderas y lagos y de el conservo el amor por la naturaleza y los espacios abiertos.