Blogia
meditandoconlaika

Ojos de perra

¨What does it matter if that dog had such a despised appearance, if its soul was plunged in the ocean of light?¨

Dr. Javad Nurbakhsh, Dogs from a Sufi point of view

Hubo Roble, mitad Rotwailler mitad Golden Retreiver, macizo y fuerte como un tronco de árbol. No era mío pero sí de mi padre que había decidido que sería el guardián del taller. Y gran guardián lo fue aunque bueno como un ángel. Siempre pensé que Roble era el mejor de todos los perros. Me gustaba mirarlo, verlo sonreír, entrar en sus grandes ojos negros que eran toda bondad. Paciente, soportaba con mucha elegancia el mal carácter de mi padre. Pero mi padre, que solo supo darse cuerpo y alma a su arte, no supo amar a Roble. Un día de mi cumpleaños fui a casa de mis padres y ellos me regalaron la muerte de Roble. Dijeron que aquella misma tarde habían ido a sacrificarlo porque tenía una enfermedad de la piel muy grave y que no tenían tiempo ni paciencia de curarle.

Ah, como recuerdo aquel día. Mis dos amigos que me habían acompañado y yo quedamos petrificados sobre las sillas. La furia se apoderó de mí pero seguí quietamente sentada, sin decir palabra. No lloré, no chillé. Miré a mis padres. Los miré profundamente con unos nuevos ojos, una mirada abierta de pronto sobre ellos que era la mirada de Roble, un regalo de Roble que me permitía ver un poco más sobre el corazón del ser humano. Sí, aquel día aprendí mucho, mucho. Por ti, Roble.

Siempre han habido perros en mi vida. Son gente de mi tribu, como suelo decir. Modelos de comportamiento, me gustaría tener su sabiduría y su inteligencia.

En gran parte los perros han sido mis grandes maestros, unos guías que me han ayudado a construir mi personalidad y mi manera de ver la vida. A empezar por la primera perra que tuve, a los 4 años, en Francia. Recuerdo lo buena que era cuando daba a luz y dejaba que los crios del vecindario viniesen a verla. Fue ella la primera que me dejó entrar en el mundo de los perros recién nacidos. La vida que acababa de florecer, en mis minúsculas manos ella, aquella perra sin raza ni pedigrí, me dejó tenerla, descubrirla, me dejó, bajo su sabia mirada, que me maravillase ante tanta suavidad. ¡Ah! Perra de la cual he olvidado el nombre, un día inesperado nos fuimos de aquel pueblo para venirnos a Barcelona y subimos en el coche y te quedaste detrás, enfrente de la casa de mi infancia, abandonada por la familia, olvidada, dejada de lado. Empezaste a correr detrás del coche. ¡Corre, corre perra querida! Hoy, en mi cabeza, sigues corriendo, ladrando y corriendo, sorprendida, y una niña de 6 años te mira desde la ventana trasera de un automóvil que va y va y se aleja y esta niña nunca más volverá a ver tus ojos tristes y buenos, tu cuerpo materno, tu sencillo amor.

Proust viajaba en el tiempo de su memoria no para recordar pero sí para revivir y recrear y así entender mejor. Yo te vuelvo a ver, mi perra querida, corriendo cuando de repente te das cuenta que el coche se va sin tí, y en el coche toda tu vida, toda tu desesperación, toda tu razón de ser. Una niña te mira como de muy lejos, yo sigo siendo aquella niña mirando, pero ahora entendiendo, y tú te vas alejando cada vez más y más hasta ser un punto negro en el horizonte, hasta desaparecer totalmente. Siempre te miraré con los mismos ojos, mi primera perra amada, con un dolor extraño e injusto que se apoderó de mí y que sigue aquí, presente como una luz interior. Es un dolor que me ha acompañado toda la vida, ahora lo sé, como una sombra o como una amiga, y que ha hecho de mí una mujer un poco triste, un poco dura. Y todos estos perros que he amado a lo largo de mi vida, perros de cuatro patas como de dos, si, todos me llevan a ti, perra gris y sola, perra buena y dulce, que corre corre sin parar, perra cariñosa como nadie más, tú que me enseñaste a recibir y a dar. Gracias.

3 comentarios

Joaquín -

Poesía la tuya, Lydia... pero hoy es triste.

¿Además de perros sufíes, no los habrá budistas que sepan amar sin sentir dolor por la pérdida?

Lydia -

Muchas gracias. Lo unico que deseo es compartir y si esto es logrado entonces me siento muy feliz. Ya que estamos aqui para esto, sencillamente, para compartir.

El diseño es de mi amigo Joaquin que cuando hace este tipo de creación se transforma en un poeta.

elFriqui -

Preciosos textos. Precioso diseño (exquisito, diría). Gracias por dejarme disfrutar de esto gratis.