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meditandoconlaika

La otra piel

Hoy Laika he soñado con Hibou. Hibou fue mi primer amor, de esto hace ya mucho. Estuvimos juntos 3 años.

Ya lo he dicho, de esto hace mucho, mucho. Tanto que no sé si realmente fui yo la que me enamoré de él. En todo caso en el sueño Hibou estaba enamorado de mi hermana. Mi hermana me decia que no podía tener un hijo de Hibou.

Y a raíz del sueño, Laika, me ha llegado un recuerdo. Cuando he abierto los ojos me encontraba en otra habitación, en aquella casa situada en pleno centro de Dakar. Pronto vendrán las niñas a traerme el té tan bueno con rebanadas de pan con mantequilla. Las voces suaves y melodiosas de las mujeres me llegan como de muy lejos y es que la casa, la casa de Hibou y de su familia, es muy grande. Hermanos y hermanas, primos, tíos, abuelos, nietos, todos viven en ella, en completa armonía. Aun no sé quien es quien, lo único que sé es esta quietud alegre, en mi corazón.

Después del desayuno Maimuna vendrá a buscarme y juntas iremos al mercado y antes de comer quizas vayamos al puerto, quiero ver de lejos esta isla que se llama Gorée y de la que me han hablado tanto. Es un museo histórico, esta isla, un lugar de peregrinaje, un espacio sagrado en recuerdo a todos aquellos que fueron llevados hacia América como esclavos. La isla no ha cambiado, sigue el mismo castillo que servía tambien de prisión, sigue la misma plaza dónde millones de africanos han sido vendidos y empujados hacia los barcos. Maimuna me dice que si uno cierra los ojos es posible oír aún los llantos y los gritos de aquellos hombres y de aquellas mujeres. Y tambien el sonido de los latigazos abriendo la piel oscura como el ébano, brillante y fina bajo el sol pesado que resbala sobre aquel mercado humano, matadero indecente y monstruoso. A Maimuna no le gusta mucho hablar de esta isla. Cuando la visite iré sin ella. Hay recuerdos que el tiempo no ha borrado, que jamás el tiempo borrará. Para mí, hoy, aquella casa tan simple y buena donde, por primera vez en mi vida, tuve vergüenza del color de mi piel y amé, con furia y pasión, la otra piel.

Pero de esto hace mucho tiempo, Laika. Esto solamente ha sido un pequeño recuerdo y nada más.

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