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meditandoconlaika

Los niños

Los niños Laika, estos niños... Sólo querían caramelos. Me los imagino, sus manitas buscando y pidiendo, sus sonrisas soleadas, sus ojos brillantes... Con lo rico que son los caramelos, con lo buenos que son los niños...

Míralos jugar y saltar. Que color de pelo tan brillante, como algas oscuras. Y estos ojos dónde la luna se viste de negro y blanco.

Son niños, simplemente niños. Saltan y bailan y les gusta jugar y soñar. Ríen cual pájaros salvajes. Son los niños del tercer mundo. O del cuarto y hasta del quinto mundo.

¿Laika, acaso no te gustaría jugar con ellos? No piden nada más que un poco de atención. Están contentos y son simples. Son niños.

Son las raíces de la tierra, sobre todo ellos, son sus hijos. Su futuro roble. Su descendencia... Y mira como los tratamos. Mira como los matamos. Como los hacemos morir de hambre, de sed... Viven en la miseria más grande y abyecta y soportan las guerras que construimos y programamos. ¿Como es posible que los tratemos de esta manera?

En momentos así, cuando mi mirada vitriólica ve la realidad tal como es la realidad, hago el ejercicio de fijar mi atención en cosas cercanas que calman, gestos cotidianos para transformarlos en una especie de lucha interior contra lo que la barbarie quiere producir en mí, una capacidad insuperable de veneno. Ya que este es el objetivo de la barbarie. Y no quiero, no quiero...

Entonces, para mí, es un gran reto seguir viendo la belleza en las pequeñas acciones. Y además con conciencia y con una presencia que haga de mí una persona libre, alegre y buena.

Si, Laika, es un gran reto y es muy difícil.

Ven, ven Laika. Hoy prepararé un té como lo preparaban mis amigos los senegaleses. Prepararé el té para calmarme y sentirme bien. Para dejar de lado la mente y transformarme en solamente gesto. En gesto calmante y gesto presente.

Esta tetera que ves es de azul de mar y es lo único que cuenta en este momento. Es una buena tetera maciza, de cobre su materia, resistente. Es una tetera que quiero mucho porqué me recuerda un momento importante de mi vida, un invierno en Africa dónde aprendí a ser una persona responsable. Si, fui muy feliz y en parte por la constante presencia de los niños que siempre, siempre venían a mirar como una blanca preparaba el té. ¡Y como sonreían los niños! Sin malicia y con cariño y ternura, ya que preparar el té no es tarea fácil y se necesita mucha, mucha paciencia. Ellos miraban y sonreían. Y el té se hacia gracias a ellos que acompañaban mis gestos con palabras dulces y buenas, con una presencia suave, uno alimentando el fuego, otro aconsejando sobre la cantidad de té o de azúcar que se tenia que poner, y como había que verter el agua y luego empezar todo el proceso de nuevo...

Y sonreían, si... Laika, nunca he visto sonrisas como aquellas. Eran tristes y alegres a la vez, estaban llenas de compasión, de entendimiento. No pedían nada, solamente otra sonrisa.

Y así aprendí a hacer el té, sonriendo. A veces una mano oscura y suave rozaba mis dedos torpes como para calmarme y guiarme. Mi corazón latía fuerte y me sentía feliz, feliz. Y siempre había té para todos, adultos y niños. Y el té era bueno, buenisimo. Era un té lleno de comprensión y de alegría. Y durante todo el rato yo había olvidado quien era, de donde venia, había olvidado el color de mi piel, mi cultura, mi vida. Había hecho un té, con una tetera de color azul, con una tetera maciza y fuerte como el lazo que me unía a ellos, aquellos niños que eran niños y sonreían.

¿No hueles, Laika? ¡Que bueno está este té! Y lo vamos a tomar recordando un momento mágico en mi vida y lo tomaremos en honor a estos niños que han muerto por ser niños y querer caramelos en un mundo que odia a los niños. Y tú y yo después saldremos como nuevas, desalteradas y fuertes para afrontar un nuevo día.

10 comentarios

Corazón... -

Gracias a ti por la recomendación, la buscaré, seguramente es muy interesante!
Un beso...
;o)

llydia -

Noctambuno, ha sido un placer enlazarte, tu blog es precioso y me gustaría que mucha gente viniese a visitarte.

Corazon, gracias por tu visita. Y gracias por tu comemtario sobre los niños de la ciudad de Mexico. En todas partes del mundo los niños se parecen, sufren y son dejados de lado. Hasta que no nos ocupemos seriamente de ellos, nada cambiará. Pero son los olvidados de la tierra, de ahí el titulo de la bellisima pelicula de Buñuel que trató de este tema.

Akira Kurosawa, con su pelicula ¨El perro rabioso¨ hace una reflexión sobre el porqué tenemos que luchar contra la violencia.Una de las razones, quizas la más importante en la pelicula, son los niños. Hay que ver esta pelicula que aunque realizada en 1949, es de una actualidad vital.

Un abrazo,

Corazón... -

Los niños...Son el futuro del mundo, mentes, corazones inocentes. Victimas de un mundo cruel...
Si vieras Idilya cuanto niño de la calle existe en México... durmiendo en los drenajes, bajo los puentes, vendiendo chicles en un crucero, vestidos de pequeños payasos y ofreciendo sonrisas vanas...

Injusta es la vida... Injusto el mundo que les toco vivir!

Un beso y abrazo...

;o)

Noctambulo -

Hola Llydia... una parada rápida mientras se calienta el agua para un té (o tal vez cambie de opinión y prepare café...). Aprovecho para agradecerte la visita, no pude contestar tu comentario antes pero ya lo hice. Te agradezco también el enlace, muy lindo de tu parte. Te deseo un agradable fin de semana (o lo que queda de él...). Un abrazo.

Llydia -

Hola Chihiro,
los niños irakies en esta ocasión sirvieron de escudo humano para los americanos. Es una tecnica que se utiliza y que todos los ejercitos han utilizado durante las guerras. En esta ocasión fueron niños las victimas.

Contenta que te guste el té. Es un remedio para la sed, la sed fisica y mental, animica. Tambien me gusta el café, pero esto es más fisico. Además, si no tomo café ando como una sonambula.

Bueno, encantada de tu visita. Un beso,

Chihiro -

Fue terrible el atentado de los coches bomba en Irak. Ironías de la vida, de las más crueles. Era una de las zonas más masacradas de Bagdad, iban a inaugurar un sistema de bombeo de agua que vería mejorada su situación y termina todo en esta tragedia, con más de 35 niños asesinados...

Me encanta el té, por no decir que soy una adicta :) También colecciono teteras y tazas, y les tengo mucho aprecio. Me ha encantado leer la historia de tu tetera azul, y de tus tes preparados en África con la ayuda de esos niños :)

Besos

Llydia -

Hola Ardi,
Laika entiende todo, hasta lo que no se dice. Ella es muy sabia, yo no. :)

Es bueno ser frivolo de vez en cuando porqué la realidad ya bastante dura es. Ya me gustaría poder escribir a tu manera, Ardi, y en este sentido hasta a ratos llego a envidiarte... Pero sin malicia. Reir es muy importante, es tan importante como respirar. Laika esto lo sabe muy bien.

Un abrazo,

Ardi -

Te leí ayer, Llydia...
me inspiraste muchas sensaciones, pero no te puse comentario, porque a mi mente le pareció que me habías depositado la semilla de una reflexión más elaborada... y espero a que germine. No porque me sienta trascendental, pero sí menos frívolo. Tú me entiendes... ¿verdad, Laika? :P

llydia -

Gracias por tu comentario, Noctambulo. Y es tan cierto cuando dices que sólo faltaria un poco de buena voluntad de la parte de los que tienen el poder de cambiar un poco las cosas. Pero tambien es cierto que todos nosotros somos responsables, en cierta manera, del sufrimiento de los niños, que se trate de niños de aqui o de Africa o de la India. En vez de afrontar la realidad lo que hacemos es volver la cabeza de lado y hacer ver que no nos sentimos responsables. Que facil, no?

Bueno, un abrazo.

Noctámbulo -

Hermoso relato. Una de las mayores decepciones que tengo como parte del género humano, es el que no hayamos podido resolver aún el problema de nuestros niños de la calle, de nuestros niños que son explotados en las fábricas, de nuestros niños abusados sexualmente, de nuestros niños que mueren muertes que podrían ser evitadas por medicinas que cuesta casi nada producirlas. Qué se tiene que hacer para acabar con todo esto? Un poco de buena voluntad por parte de quienes tienen la solución al alcance de la mano no estaría de más, pero la solución está un poco en la mano de todos nosotros. Dentro de tanta decepción, tu descripción de los niños observando y participando en la preparación del té es generadora de esperanza. Después de todo, los niños sólo desean un dulce, un compañero de juegos, una mirada, una sonrisa... Au afectuoso abrazo.