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meditandoconlaika

Flic, flac, floc...

No, Laika, no... Que no... que no quiero salir otra vez! Que no ves como llueve?

Ya sé que a los perros os gusta mucho la lluvia ya que lleváis sobre vosotros un abrigo impermeable. Pero yo no tengo este abrigo y además hoy no me encuentro muy bien. Tengo un poco de fiebre y prefiero volver a la cama, es mi día de fiesta y mi cuerpo necesita reposar.

Llueve sin parar aunque no muy fuerte. Las gotas caen, flic, flac, floc, y de repente recuerdo lo feliz que he sido siempre cuando ha llovido. Es cómo si el tiempo dijese basta, hoy lloro. Hoy limpio, hoy me dedico a alimentaros con mi savia, con mi energía húmeda.

Cuando llueve todo cambia, hasta la cara de la gente. Se vuelve más suave, más romántica. Las facciones pierden dureza. La luz hace que todo bañe bajo un halo un poco borroso. Flic, flac, floc. Los paraguas colorean el asfalto gris. Hasta los automovilistas conducen con mas seriedad. Y ya no se oyen los motores estridentes de las motos. Que alegría...

La lluvia es igual en todas partes, es la misma agua que cae sobre nosotros, pobres humanos hechos de agua. La lluvia nos recuerda que hemos nacido en el agua, el agua cristalina de la vida. Y es por esto que nunca me enfado cuando llueve.

Tranquila, Laika! Ya saldremos más tarde. Ahora duerme, déjate llevar por el flic, flac, floc de la lluvia...

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